El tamiz estático QUILTON está concebido para la separación sólido/líquido y basado en el efecto “coanda”. El sentido del agua es tangencial al sentido de la abertura de la malla, fundamentado en el principio del efecto “coanda” consiguiendo un efecto de sistema autolimpiante. Los sólidos superiores a la luz de paso son retenidos por la rejilla. Estos van deslizando y escurriéndose hasta realizar su descarga por la rampa de vertido.
El tamiz estático QUILTON es un equipo para tamizar en régimen laminar y de alta eficacia. Funciona alimentado por gravedad o por bombeo, recomendando que el líquido a tamizar no llegue a alta presión, ya que se produciría una mala repartición del caudal en la anchura de la malla y el tamizado sería incorrecto.
El tamiz comprende un cuerpo bastidor y una rejilla filtrante. El agua a filtrar se cuela a través de las aberturas, quedando los sólidos retenidos y separados en la rejilla filtrante.
La rejilla de perfiles laminares ondulares realiza dos funciones: repartir el agua bruta a filtrar por la anchura de la misma y recoger esa agua por medio de la zona interior de los perfiles.
El tamiz estático lleva una reja constituida por barras horizontales, de acero inoxidable, rectas o curvadas, de sección triangular. El agua se distribuye en la parte superior de la reja cuya inclinación sobre la horizontal disminuye progresivamente de arriba abajo, entre 65º y 45º aproximadamente. Se obtienen así sucesivamente los efectos de separación, escurrido y evacuación de las materias sólidas.
El tamiz estático QUILTON está constituido principalmente por un bastidor y una rejilla filtrante. Su particularidad se encuentra en la forma de las barras de la rejilla, lo que le reporta ventajas esenciales en comparación con los tamices estáticos de barras rectas.
Por otro lado, la rejilla del tamiz estático QUILTON posee tres pendientes. Dos de filtración y una última de escurrido. En la primera rampa se consigue la mayor filtración de aguas brutas, siguiendo la filtración en la rampa segunda y en la tercera realiza el último escurrido de los sólidos retenidos por el tamiz estático. Las ventajas que presentan las tres diferentes pendientes son sucesivamente:
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